miércoles, 18 de abril de 2012

LA QUENA



No  la flauta del Dios, alegre y avena,
de bosque griego, en la que  trinar solía,
es  la flauta cual paloma de agonía,
lo que en las noches de los Andes suena.

¡Cuando profundo es la mente de la quena!
la que en medio de la punta fría,
desenvuelve su larga melodía
mas profunda cuando mas serena.


Desgranada las perlas de su lloro, 
a veces hunde el musical lamento 
en el hueco de un cántaro sonoro.

Y entonces funde en la nocturna calma,
soplo del alma convertido en viento,
soplo del viento convertido en alma.




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